Según los diversos historiadores que han estudiado el tema, el origen de Segovia se remonta a las épocas romanas -e incluso más atrás- pero lo cierto es que las primeras noticias del asentamiento que, con el tiempo, daria lugar a la ciudad, puede hallarse en la época musulmana.
Los estudios indican que, luego de ser abandonada la ciudad por sus habitantes musulmánes, fue repoblada a finales del siglo XI por cristianos dirigidos por Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso VI.
Los finales de la Edad Media fueron una buena época para Segovia porque se logró colonizar un generoso territorio, se comenzaron a desarrollar industrias pañeras que generarian importantes ingresos y se comenzaron a levantar monasterios y conventos que podemos admirar, en muchos casos, todavía, en la actualidad.
El éxito económico permitió el afianzamiento de una burguesía que, en su intento de igualar a las familias nobles, compitió con estas durante los siglos XVI y XVII para ver quien construía palacios mas grandes y magníficos.
Sin embargo, este periodo de gloria se vio abruptamente detenido por los cambios traidos por el descubrimiento de América que afecto los principales centros económicos del pais, colocando a Segovia en una posición secundaria que hizo que muchas de sus industrias tuvieran que cerrar produciendo éxodos masivos.
Afortunadamente, el empuje de sus habitantes y la instalación de nuevas industrias permitió que, a lo largo del siglo XX y comienzos del siglo XXI, la ciudad recuperara su esplendor. Esto se vio confirmado en 1985, cuando la ciudad vieja de Segovia y su acueducto fueron declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
Parte del atractivo turistico actual de la ciudad se debe, precisamente, a su rica historia de la cual quedan abundantes muestras arquitectonicas, entre ellas, el monasterio de San Antonio El Real, la Catedral de Santa María y el Alcázar de Segovia, una de las residencias elegidas frecuentemente por los Reyes de Castilla.
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