El resultado es lo que queda La Segoviana sucumbe por un marcador excesivamente abultado y debido a sus errores ante un Mirandés más acertado y mejor en el aspecto físico Es lo que tienen los partidos entre la Segoviana y Mirandés y Mirandés y Segoviana (que tanto monta, monta tanto). No suelen dejar indiferentes a nadie ni aunque lleguen en las primeras jornadas de la competición. Este choque tuvo más goles que juego, algunos de chiste o de broma, que maldita gracia hacen a los que los encajan, pero al final el resultado final es lo que cuenta y es lo que quedará documentado. La victoria del conjunto burgalés es justa, aunque también un tanto excesiva. Claro que también ayudó la primera parte que hizo la Gimnástica. Quizás por la responsabilidad, por la categoría del rival que tenía enfrente, por el solillo y esa temperatura agradable que a uno le da cierta ´torroja´ o vaya usted a saber la razón, lo cierto es que el conjunto gimnástico le dio más facilidades a su rival. A la media hora de juego, el Mirandés ya se encontró a su favor con dos goles y qué dos goles. El primero marcado por Pablo, que sigue igual de listo, igual de buen jugador, ganando la partida a la defensa local y al meta Yiyo. Y el segundo, por medio de Cabero, quien se encontró ante el gol de su vida, con un lanzamiento desde fuera del área ante el que reaccionó tarde Yiyo. El balón, que parecía que llevaba cicuta, se fue envenenando cada vez más y cuando el portero gimnástico quiso darse cuenta, ya tenía el balón encima. Hasta esos momentos tampoco es que el Mirandés hubiera pasado por encima como si fuera un rodillo, pero si dio la sensación de ser un equipo más físico y más compacto ante la voluntad y el corazón de los locales. Una falta que lanzó Yaco por encima del larguero, un remate de cabeza de César Bravo, a las manos de Triviño, que sirvió para que el meta rival estrenara sus guantes y un lanzamiento de Sancha que hizo lucirse al meta rival en una de esas paradas para las galerías fotográficas, fue de lo más destacado que hizo el conjunto segoviano en la primera parte. El Mirandés salía vencedor en cada una de las batallas que intentaba la Segoviana, por lo que las previsiones para la segunda parte no eran del todo favorables tras una primera marcada por los constantes fueras de banda y el fútbol directo de ambos equipos, quizá con un poco de abuso en los envíos largos que rara vez llegaban a su destino. Cambio Pero el fútbol es más cambiante que el tiempo por el Norte de España y lo que son las cosas, otro gol un tanto extraño, pero gol al fin y al cabo, le iba a permitir a la Segoviana meterse en el partido. Adrián también sacó el máximo partido a una jugada por banda derecha ante la mala colocación de Triviño. La Gimnástica estaba con vida y tuvo sus minutos de gloria, de lucidez y de ideas. Quién sabe lo que hubiera podido pasar si el equipo de Paco Maroto hubiera estado mucho más rodado. Y ese cambio tuvo origen en otro que se produjo nada más comenzar la segunda parte. El técnico local dio entrada a Abel en el centro del campo y quitó al delantero de referencia, César Bravo. Y tenía su explicación, ya que de esta forma la Segoviana se aseguraba más posesión del balón y también llegar con peligro en jugadas de segunda línea, como bien podía ser el caso de Adrián, autor del gol, de Javi de la Cruz e incluso de Agustín en los minutos que estuvo en el campo. Esta variación hizo mucho daño al Mirandés, quien tardó en reaccionar. Yiyo tuvo unos minutos de tranquilidad mientras veía como sus compañeros se esforzaban por conseguir el empate, pero a la Segoviana le duró esta alegría lo que tardó el Mirandés en recomponer sus líneas y en presionar lo más arriba posible con el fin de que la Gimnástica no saliera con comodidad de su campo, apoyado también en su mejor condición física. Y lo consiguió. Tuvo arrestos para marcar otros dos goles dejando el marcador un tanto abultado. El 1-3 lo fabricaron dos jugadores de refresco del conjunto burgalés; Espinosa le robó el balón y algo más a Chema y mandó el balón a Iribas para que rematara la faena, y el cuarto llegó en un lanzamiento de falta directa de Gamiz. Textos tomados de Nortecastilla.es
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